
Ingredientes porción 6
Calabaza 700 g
Harina de trigo 300 g
Sal 1 cucharadita
Pimienta negra molida 3 g
Aceite vegetal 2 cucharadas soperas
Instrucciones de cocción 1 hora y 20 minutos
1 Corta la calabaza (aproximadamente un cuarto de calabaza pequeña) en trozos medianos y colócalos en la bandeja. Es importante no pelar la calabaza y cortarla en rodajas para que cada trozo tenga una corteza. La corteza es necesaria justo para que el trozo de calabaza se apoye en ella, no en el lado de la pulpa; de lo contrario, el jugo se saldrá y la calabaza se quemará. Mételo en el horno precalentado a 180-200 grados y déjalo unos 30 minutos.
2 Transcurrido aproximadamente el tiempo indicado, la calabaza le recordará a sí misma con su aroma más agradable: sáquela y deje que se enfríe. Una vez hecho esto, aplaste los trozos con las manos, separando la corteza en el proceso, y póngalos en un recipiente grande, como un bol. En principio, también se puede amasar la calabaza con un tenedor. Pero sigue siendo mejor hacerlo con las manos. Si la calabaza está demasiado jugosa, se puede verter el exceso de jugo. Salar la masa de calabaza, añadir pimienta negra, aceite de girasol sin refinar y harina, y mezclarlo todo con las manos. La masa tiene una consistencia media, más o menos la misma que la masa de pumpernickel.
3 Con un tenedor, coge pequeñas porciones y extiéndelas sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear, aplastándolas para hacer tortillas bastante finas.
4 Meter en el horno bien caliente unos 20-25 minutos. Hornear a 180 grados.
Consejo para la receta Las galletas terminadas son crujientes pero con una agradable firmeza debido a las fibras de calabaza. Perfecto para un aperitivo.